La Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente ha comenzado la intensificación de la campaña de vacunación obligatoria anual contra la rabia para los perros, gatos y hurones como medida sanitaria y de prevención, según informan fuentes del Servicio Municipal Veterinario de la Concejalía de Sanidad de Totana.
La vacunación antirrábica puede realizarse durante todo el año exclusivamente por veterinarios colegiados, sin embargo se desarrollan campañas anuales concretas en aquellos lugares más aislados de la geografía regional, que no cuenten con consultorios o clínicas veterinarias que puedan prestar el servicio (que no es el caso de Totana) o bien con el fin de garantizar su rapidez y eficacia.
La campaña está organizada por el Colegio Oficial de Veterinarios de la Región de Murcia y en colaboración con los ayuntamientos de la Región que lo solicitan, y se desarrollará a lo largo de los meses de julio y agosto de forma más intensa.
Esta iniciativa se realiza en virtud, asimismo, de la orden de las Consejerías de Agricultura, Agua y Medio Ambiente y Sanidad que establece dicha obligatoriedad de la vacunación antirrábica de los animales domésticos ubicados en la Región, concretamente en las especies caninas, felinas y mustélidos (hurones).
La vacunación es obligatoria en perros y hurones, a partir de tres meses y medio; y en gatos a partir de los cinco meses, según las mismas fuentes municipales.
En el acto de vacunación, a los propietarios de estos animales de compañía que se vacunen por primera vez, se les entregará una Cartilla Sanitaria Oficial.
Los propietarios de los perros vacunados en campañas anteriores deberán presentar la cartilla para ser diligenciada por el veterinario con el sello oficial de la campaña antirrábica 2015; al tiempo que se recuerda la obligatoriedad de la identificación mediante microchip de los perros en el plazo máximo de tres meses.
La rabia es una enfermedad vírica que afecta al sistema nervioso central de los animales mamíferos, que se contagia generalmente a través de la saliva por mordeduras; y se trata de una zoonosis, enfermedad que puede ser transmitida de los animales a las personas.
El último caso de rabia en España fue en 2013, en la provincia de Toledo, en un perro que tuvo que ser sacrificado y que dio lugar a que se activara el "Plan de Contingencia para el control de la rabia en animales domésticos en España", llegándose a declarar por la autoridad sanitaria el nivel de alerta 1 (el plan establece hasta 3 niveles en función de la gravedad y extensión de los casos).
La aparición de este foco en 2013 y la muerte de una mujer residente en Madrid en 2014 que adquirió la patología tras la mordedura de un perro en Marruecos puso de manifiesto la importancia de la vacunación anual de los animales de compañía como pieza fundamental en el control de esta enfermedad.